“El público que tenemos y el que no”
El Encuentro de Música y Academia ha asentado definitivamente, en esta quinta edición, su estructura de trabajo y conciertos en torno a la música de cámara. Pero este primer lustro de vida ha conseguido también asegurar un público fiel que ha acudido, en masa, a todas las propuestas del mismo. Tal vez el concierto de la Sala Pereda del pasado lunes fue un ejemplo paradigmático de lo que les digo, llenando el aforo de la misma de un personal entregado, apasionado y conocedor de lo que se les estaba ofreciendo.
Una de las características de este público, diferente al de otros escenarios, ciclos y propuestas, radica en la asistencia de los propios alumnos del Encuentro a apoyar y vitorear a sus compañeros. Una “emoción joven” que ha hecho que los aplausos fueran más calurosos que nunca y la entrega, realmente incondicional. Es emocionante escuchar sus gritos de ánimo y compartir los asientos con virtuosos y estudiantes de música, por lo que tienen de “público experto” y por lo que tienen de “músicos en formación”, también como público.
Una característica que, aunque les pueda sonar extraño, no siempre sucede en nuestros escenarios. Son raros y pocos los estudiantes y/o profesores de música que acuden con regularidad a los conciertos de música culta que, de pago o gratuitos, se programan en nuestra ciudad a lo largo del año. Ni durante el curso ni ahora que ya es verano. Y se les echa en falta por que, quien les escribe, cree que en la formación del músico debiera estar presente la propia música y la que hacen otros. Por conocerla y respetarla, por criticarla, por saber lo que se hace bien o mal, por crear un criterio propio y, sobre todo, por creer en lo que se está estudiando. Tal vez esa sea una de las lecciones de los alumnos del Encuentro, que saben ser público de sus colegas.