“Por aclamación popular”
La Orquesta Sinfónica del Encuentro volvió a unirse el pasado fin de semana para, en su vida breve como la de algunas especies naturales –fascinantes y muy bellas en su brevedad-, ofrecer dos conciertos. El sábado en el Palacio de Festivales y el domingo en la Iglesia de Santa María de Laredo, una cita sinfónica que ya se está convirtiendo en auténtica tradición.
Peter Csaba fue en esta ocasión el director de la agrupación de estudiantes del V Encuentro de Música y Academia, tras la participación de Ashkenazy en la jornada inaugural al frente de la misma y el capítulo que nos espera de clausura el próximo jueves 21, esta vez con la batuta de Frans Helmerson dirigiendo el Ensemble de Cuerda del Encuentro. Nuevamente hemos de decir, sobre la cita de este fin de semana, que el sonido logrado fue ser sencillamente increíble contando con las características particulares de este grupo. Músicos jóvenes imbuidos en una actividad lectiva, con multitud de conciertos de música de cámara de los que son ejecutantes y que en apenas unos días sacan adelante un repertorio como el escuchado en la Argenta la noche del Sábado.
Es necesario destacar, además, la hermosa, potente y bien empleada voz de la soprano Iwona Sobotka en el ‘Exultate jubilate’ mozartiano que cerró la primera mitad de la velada. Csaba, además de su dirección musical, nos ofreció también un arreglo sobre el ‘Capricho para sexteto de cuerda, op. 85’ de Strauss en un ejercicio de lenguaje orquestal denso, pesado –en el buen sentido de la palabra: macizo y contundente- que si bien nos recordaba al postmalherianismo al que pertenece también lo hacia a la ‘Verklärte Nacht’ de Schoenberg, orquestada por el propio autor e igualmente procedente de un sexteto de cuerda.
La ‘Sinfonietta’ de Ernesto Halffter, en el centenario de su nacimiento y el ochenta aniversario de la composición de la misma fue interpretada enérgicamente –como no podía ser de otra forma- y gustó a un público que, como bien saben, sigue llenando las citas diarias del Encuentro en Santander.
Aprovechando estas líneas, y a pesar de que hace una semana les confiaba que no quería hacer crítica en un sentido habitual sobre alumnos del encuentro en particular, he de destacar el dúo de pianos de los hermanos Luis y Víctor del Valle que, con La Valse de Ravel, superaron la “barrera del sonido” logrando tímbricas mágicas en una obra espectacular en sí misma. Tanto fue así y así lo quiso el público, que se vieron en la necesidad de hacer un bis, el primero de los que veo en este encuentro y justamente otorgado por aclamación popular.
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