Selección de críticas del musicólogo Gustavo Moral Álvarez

domingo, abril 30, 2006

“Jie Chen de nuevo en Santander”

Jie Chen, que fuera tercer premio en la pasada edición del Concurso de Piano de Santander Paloma O’Shea, regresó a nuestra ciudad para ofrecer un concierto enmarcado dentro de las actividades musicales del Ateneo.

La joven intérprete china dejó muy claras sus inmensas cualidades musicales que la hicieron acreedora del citado galardón. Un programa encabezado por Scarlatti y cerrado con Brahms tuvo en Beethoven, Albéniz y Bach al resto de sus protagonistas. Como pueden imaginar la variedad de estilos fue el camino seguido por Chen para, curiosamente, unificar su técnica y sentimiento en unas ejecuciones brillantes y atrevidas para cada una de las piezas.

Scarlatti fue tal vez el capítulo menos interesante e intenso de la velada, pero abrió la puerta a una sonata beethoveniana, la número 30, que fue creciendo poco a poco llegando al Andante final de una forma fastuosa y plena de energía. Cerrando la primera parte dos secciones de la Suite Iberia de Albéniz, ‘Evocación’ y ‘Triana’, vistas desde una perspectiva musical que poco tiene que envidiar a los referentes que podamos tener en nuestra mente. Así sucedió también con el bis ofrecido con ‘El Pelele’ de Granados.

En la segunda mitad del concierto le llegó el turno a una delicada adaptación de Egon Petri sobre una cantata de Bach y, por último, las “inmensas” variaciones Opus 24 de Brahms. Una obra que precisa de mucha eficacia ante el teclado, capacidades técnicas y un universo expresivo a la altura de una pieza que, de otro modo, puede resultar seca y pesada. Chen captó la atención público y también sus aplausos.

sábado, abril 29, 2006

“El ombligo de Nacho”

Permítanme la licencia de leer otro texto que el escrito por Peter Handke para las “Alas sobre Berlín” de Win Wenders. Un texto diferente al sugerido en el programa de “Alas” –sin cielo berlinés- que el pasado fin de semana estrenó Nacho Duato y Tomas Pandur en el Palacio de Festivales de Cantabria con su Compañía Nacional de Danza.

Una propuesta personal e íntima, con sabor y humores de la vanguardia de la segunda mitad del XX, en la que la apuesta escénica juega con la danza y el teatro para dar color, uno oscuro, a una reflexión universal acerca del sentido mismo de la existencia. Como en los cuadros de René Magritte hay un punto de surrealismo, un espacio en el que la identidad –que no existencia- de los individuos pueden verse velados por un periódico sin letras. También una estética futurista que nos recuerda a otros oscuros también cinematográficos: Blade Runner, Black Rain... ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? ¿Sueñan los ángeles con ser mortales? ¿Sueña Nacho –Duato- con su vida después de la danza?

El ombligo de Nacho es el centro de esta reflexión, al menos para quien les escribe, una mirada interior con la que el coreógrafo y bailarín regresa a las tablas para encarnarse a sí mismo. Entonces, solo entonces, entendemos que la transición no se realiza del cielo a la tierra sino de la tierra al infierno. Y las alas pueden ser “las de la danza”, y el rascacielos-monolito que preside la escena una especie de “escalera de Jacob” que nos lleva hacia un averno poblado de seres como lo está el infierno dibujado por el Bosco en su ‘Jardín de las delicias’, ¿lo recuerdan? Allí también había victimas y verdugos chapoteando en el agua.

Cielo, infierno, tierra, vida, existencia, muerte... universales “con Alas” y una mirada muy íntima de un Duato –Nacho- que anticipaba su intención de ser presencia física y madurez en el escenario. Y así fue, aun cuando sus movimientos pudieran parecer histriónicos o exagerados. Tenía que ser él el que encarnara este ángel, a pesar de todo.

La música utilizada, siguiendo con los hábiles collages de “clásicos y modernos” a los que nos tiene acostumbrados la Compañía Nacional, es vértice ineludible de toda la obra y en la que, a pesar de no estar presente como nombre, flotan elementos bachianos –de Bach- en desarrollos y espacios acústicos. Del otro lado, la nueva creación, acude a elementos de la música concreta “enlatada” y al empleo “en vivo” de los propios sonidos, recitados, voces, susurros, chapoteos o roces de los bailarines en escena.

Una compañía impecable, una vez más, en participaciones que esta vez tenían el difícil papel de ser, todos ellos, interlocutores de un único conversador. De circular alrededor de este ombligo ingeniado por Nacho Duato y Tomaz Pandura. ¿Tanto monta y monta tanto? No creo.

Una producción, en definitiva, compleja y atrevida y que dejó en su estreno muchos aplausos y una extraña sensación, de incertidumbre.

domingo, abril 02, 2006

“La ‘Celebración’ del Romea”

El pasado fin de semana el Palacio de Festivales de Cantabria ofreció, en su Sala Argenta, la producción que el Teatre Romea ha realizado basada en la cinta cinematográfica de Thomas Vinterberg ‘Festen’. Un camino de vuelta que, normalmente suele ser de ida: de la pantalla grande al teatro. Senda peculiar en este caso al tratarse de un tipo de cine nada convencional en sus recursos técnicos del discurso audiovisual.

Pero es precisamente esto, la forma de narrar, lo que nos cautiva en la Celebración dirigida por Josep Galindo. El espacio de la escena se amplía, un poco, hacia la platea y nos incluye, también un poco, dentro de la acción siendo parte de los invitados a la celebración del cumpleaños que desencadena el drama de esta obra. Un drama que es, en esencia, un mazazo que cae con todo su peso en nuestras caras y sobre el cual “vemos reaccionar” a propios y extraños en el escenario. El argumento es inteligente y el espacio escénico también lo es mucho: un organismo que se trasforma en sugerencias de diferentes estancias y que funciona muy bien en cada capítulo, acto o secuencia –que lo mismo nos da- de la obra.

Hay un segundo espacio, intenso y también muy expresivo, sobre el que se coloca la obra. Se trata de la ambientación sonora que vigila y cuida el tono de los murmullos, los ocasionales –y meditados- roces de los objetos en el escenario, las copas que cantan y brillan creando momentos acústicos muy contundentes... Sonoridades que nos trasportan a las reflexiones de John Cage sobre qué es la música –en esencia todo aquello que sucede dentro y fuera del escenario- o a los coros infantiles dirigidos por el nórdico Gary Graden en el que recursos como el tintineo de unas copas o el sonido del agua son complementos ideales para la palabra hablada.

Todos los actores y actrices comprometidos en esta producción generan modelos y comportamientos creíbles dentro de la intención de realidad tanto de la obra como de su origen cinematográfico. Hay equilibrio en sus trabajos y una complicidad entre todos ellos, más de una docena, que hace que todo discurra con coherencia creíble y dramática... algo difícil de conseguir pero mágico cuando se logra.

El público apreció en lo que vale obtener un modelo de teatro alejado de los habitual a pesar de algunos reproches, capturados por quien les comenta a la salida del espectáculo en conversaciones robadas a mis compañeros de butaca, al asunto de la obra –abusos sexuales- o al lenguaje empleado en la misma. Créanme que cada tarde recibimos en televisión programas mucho más groseros y zafios en sus contenidos “del corazón” que lo que pueda ocupar en Festen, y nadie se queja mucho de ello. ¿No creen?

sábado, abril 01, 2006

“Literatura para estudiantes”

La conversación entre Pereda y Galdós que La Machina Teatro formula sobre un texto de Alberto Iglesias, continúa su acercamiento a los más jóvenes con su “propuesta en escena” en el Mercado del Este santanderino para continuar, posteriormente, en diversas localidades de Cantabria.

La invención dramática, con mucho rigor histórico, que nos ofrecen Miguel Meca y Luis Oyarbide es, indiscutiblemente, un buen asunto para ver teatro pero, sobre todo, para aprender pasado. Por eso los alumnos que acuden y acudirán a este espectáculo tendrán en él un texto rico en sugerencias y un material de gran valor para que el docente, si es que quiere, pueda trabajar “antes y después” de acudir a presenciarlo en directo muchos aspectos importantes: la historia de Santander, la de España, conceptos políticos y sociales, modernidad y tradición, arte... Literatura para estudiantes.

La obra es, como los textos de sus protagonistas, realista y naturalista en un intento de caracterización de estos hombres de letras realmente impresionante. Marián Puente realiza un trabajo en el maquillaje tremendamente efectivo y que hace que Meca y Oyarbide cobren vida desde el recuerdo que de Pereda y Galdós tenemos gracias a fotografías de la época.

Un ventana, literal, de proyecciones nos permite asomarnos al pasado sugerido por el texto y contemplar el “ayer” que nos comunican sus protagonistas. El resto del espacio es un recrote, también literal, de una cafetería también de las de aquel pasado. Un texto breve en un espacio breve para ofrecer al público general y, créanme que también especialmente a los estudiantes, un material amplio en su concepto e interesante para todos.