Nuevo espectáculo de La Fura en Torrelavega, visita obligada de la agrupación catalana con cada una de sus propuestas. Nuevo espectáculo de La Fura y nueva dosis de polémica servida sobre la escena. En esta ocasión regresando a la escena más convencional –entendiendo por convencional, claro está al tratarse de quien son, algo que no lo en absoluto- de espectadores sentados frente a un escenario.
El sexo como argumento en versión libre de La Filosofía en el tocador del Marqués de Sade que recupera a los personajes del inmortal libertino para situarlos en las coordenadas del hoy en día, con internet, el mercado del sexo o la pornografía explícita en escena impactantes y evidentes que burlan al público en una producción realmente ambiciosa.
Para los espectadores ‘fureros’, incondicionales de las propuestas firmadas por estos transgresores de lo habitual, el lenguaje escénico empleado no les sorprenderá en absoluto: el uso del video en tiempo real –fascinantemente bien coreografiado y puesto en escena-, los artilugios mecánicos que elevan a los personajes, la luz y el estruendo de música con fuerte componente techno. Lo demás llega por añadidura. Cuatro actores y algún que otro ‘expontaneo” –que tampoco lo son tanto- envueltos en escenas pornográficas inspiradas en el diálogo escrito por Sade.
El peso de la imagen, componente indiscutible de nuestra sociedad, hace evidente lo que sobre el papel es sugerencia. De esta forma nos encontramos ante un crudo fresco en el que ver sin cocinar los aderezos de la pornografía. Pero evitan caer en la trampa de ofrecer un espectáculo ‘porno’ sin más, la sensación es mucho más violenta mezclada –tal vez confundia- con la sonrisa nerviosa de algunos espectadores o los guiños humorísticos que tratan de quitar fuego, que no calor, a determinadas situaciones. El lacayo Augustine de la obra original puede ser alguien del público.
Hacia las butacas algunas incursiones –si no hubiera esa incertidumbre los ‘fueros’ habrían marchado defraudados-, en parodias pseudo televisivas para dar opinión y si surge la ocasión quitarse algo de ropa.
El trabajo de los actores es físico en una dimensión únicamente atribuible a un espectáculo dirigido por Ollé y Pradissa. Tal vez sea en Sonia Segura en quien descubrimos una vertiente más dramática permitida por el distanciamiento, voluntario o no, del resto de los personajes que parecen pertenecer al propio espectáculo que abre su historia a la inocente Eugénie.
En el epílogo, desde el asiento, cada uno busca la reflexión, la denuncia, no sé si la ironía o simplemente el catálogo veloz de imágenes y experiencias. Queda en el aire solucionar estas cuestiones sin saber muy bien el objeto de XXX. Puede que su contenido no llegue más allá del carpe diem evidente, puede que si.
En estos últimos días mucho se ha dicho en contra de la guerra. Pero les aseguro que nunca de una forma tan original como la que abre la última producción de La Fura.
Hoy, a partir de las 20:30 horas en La Habana Vieja de Torrelavega, se esceneficará por tercera y última vez. Pero ya hace tiempo que se agotaron todas las entradas.