Un Trío arrollador
La Fundación Marcelino Botín propuso, para la noche del pasado lunes, un concierto dedicado a la memoria de Shostakovich cuando se cumple el centenario del nacimiento del compositor ruso. Una propuesta que contó con la masiva asistencia del público y que colmó las expectativas más exigentes en lo que a música se refiere.
Ananda Sukarlan al piano, Jagdish Mistry con el violín y Rohan de Saram al violonchelo, fueron los protagonistas musicales de este encuentro en el que pudimos escuchar uno de los preludios y fugas del autor homenajeado, su ‘Sonata para violonchelo y piano’ y el impresionante ‘Trío en Mi’ que cerró el programa.
En la primera mitad disfrutamos con el solemne piano de Ananda Sukarlan, un intérprete que, afincado en nuestra comunidad, recorre los escenarios de todo el mundo para manifestar su compromiso con la música contemporánea y demostrar su sabiduría ante el teclado. Con el Preludio y Fuga extraído de la colección de 24 que escribiera Shostakovich en los años 50 del pasado siglo, Sukarlan acudió a la esencia bachiana de la obra para revisarla con distancia y mucha profundidad. Después le llegó el turno a la ‘Sonata en Re menor op. 40’ en la que conocimos las fabulosas cualidades interpretativas de Rohan de Saram. Nos encontramos con una obra de juventud que fue tratada con la misma concisión con la que empezó este concierto. Pero si he de serles sincero lo mejor de la noche llegó con el Trío mencionado al comienzo. Los motivos fueron evidentes el resultado arrollador: la profunda y sincera fuerza de la obra en si misma y el acuerdo y calidad de cada uno de sus intérpretes que nos facilitaron una audición llena de sentido, dramatismo, potencia y, sobre todo, música de esa que hay que escribir con mayúsculas. El episodio final, verdadera atmósfera acústica de esas que se funden con nuestro entendimiento, fue una magistral lección de música de cámara.
La música de cámara encierra misterios que, poco a poco, se van desvelando al aficionado que cede parte de su tiempo a escucharla. No se trata de un aprendizaje sino más bien de una experiencia que se modifica cada vez que tenemos la oportunidad de acercarnos a un obra en concreto. Les recomiendo que hagan lo propio con este Trío, la emoción y la sensación de plenitud aparece de forma más clara en cada nueva audición, especialmente cuando sucede en los términos musicales planteados por músicos del nivel que pasaron por la calle Pedrueca hace unos días.