“Una diversión... muy seria”
Frente a la seriedad habitual de la música de cámara, el pasado domingo, en el auditorio de Marina Civil, nos encontramos con un divertido concierto ofrecido por el Trío Mompou.
Aunque no hay que confundir, de ninguna manera, la diversión o el entretenimiento con la falta de calidad o con la “no seriedad” en lo formal, puesto que todas las piezas escuchada así como la interpretación de las mismas fueron bien serias si atendemos a la trascendencia y categoría tanto de unas como de otros. La diferencia frente a otros conciertos, el aire jovial y entretenido al que mes estoy refiriendo, tuvo que ver con lo “popular” de los motivos musicales desglosados y el extraordinario sentido rítmico que arropó a un buen número de público atraído, indudablemente, por el reclamo que siempre supone un concierto en el que suena zarzuela. Ya lo decíamos hace unos meses: “la zarzuela siempre llena”.
Ricardo Miralles fue el encargado de firmar las “adaptaciones libres” sobre algunos de los títulos líricos más conocidos de este género. Desde ‘El barberillo de Lavapiés’ hasta ‘Agua, Azucarcillos y Aguardiente’ o ‘La Verbena de la Paloma’ nos encontramos ante obras que, lejos de ser “antologías de la zarzuela” en un sentido negativo, se conforman en agradables recordatorios de fragmentos sonoros que están presentes en la memoria de todos hábilmente conjugados y gratamente encontrados por parte de quien los escucha.
La segunda parte, tras el capítulo lírico, estuvo integrada por obras de Leo Brower y Piazzolla –esta última en la versión del propio Luciano G. Sarmiento, pianista del conjunto- en un repaso, nuevamente rítmico, a temas y bailables populares de América del Sur y que empastaron perfectamente en el camino en el que se desarrolló el concierto. En los bises más zarzuela y el respaldo, en forma de aplausos, a los integrantes del ‘Mompou’.