“Tensión superficial”“ (Alerta 29-X-05)
El Ciclo Jóvenes Valores, que promociona la Fundación Marcelino Botín, nos trajo el pasado jueves al dúo integrado por Jeremías Sanz Ablanedo y Natanael García Ablanedo, violoncello y piano respectivamente, en un concierto integrado por obras de Boccherini, Brahms y Prokofiev.
El desarrollo de una pieza musical, de una idea melódica o de una progresión armónica está basado en diversos capítulos de tensión y tranquilidad que nos conducen hacia emociones igualmente asentadas por momentos más intensos frente a otros de reposo. En el concierto que ahora nos ocupa obtuvimos una abrumadora descarga de tensión en la que no hubo momento para el reposo: desde la primera nota del cello hasta el final de la velada, sobremanera en la primera mitad, los músicos quisieron “forzar la máquina” y manifestar emociones extremas que no hicieron sino cansar el oído del aficionado. O al menos de quien les comenta, pues he de reconocer que muchos fueron los bravos que subrayaron los aplausos y algunos los que acudieron, personalmente, a felicitar a los músicos.
Pero como para gustos están los colores, yo particularmente lamenté que la delicadeza y elegancia del Boccherini quedaran sepultadas por atronadores párrafos musicales, o que el delicado Minuetto –o quasi- de la Sonata en mi menor de Brahms perdiera su gracia en una visión ciertamente atronadora. Con Prokofiev las cosas fueron “un pelín mejor”, aunque la visión de los intérpretes fue confusa y sin una dirección evidente en sus intenciones para con la obra. No quiero cargar las tintas ni resultar desagradable para dos “jóvenes talentos” a los que ya avalan años de experiencia y un nutrido currículum. En el concierto que pude presenciar, olvidando pérdidas y equivocaciones, “sobre el papel” las cosas tendrían que haber ido mucho mejor.
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