Selección de críticas del musicólogo Gustavo Moral Álvarez

jueves, septiembre 01, 2005

“Otro orquestón”

El Festival Internacional de Santander cerró las puertas de su 54 edición con un concierto protagonizado por la Orquesta Philarmonia y la batuta de James Conlon, poniendo fin de esta forma a un “largo verano” de conciertos y actuaciones.

La Sala Argenta del Palacio de Festivales, como suele suceder cada año en esta jornada de clausura, se llenó hasta la bandera de público y autoridades en una ceremonia que siempre tiene su punto social pero que, evidentemente, ofreció un excelente nivel musical para todos los asistentes. La primera mitad del concierto estuvo dedicado a la presencia de Don Quijote en las composiciones postrománticas, con la audición de la poco conocida ‘Obertura Don Quijote tanzt Fandango’ de Ullman y del poema sinfónico que Strauss dedicara al inmortal personaje de la literatura. En este caso se contó, además, con la participación del violonchelo solista Steven Isserlis. De este último decir que no logró definir el verbo de su instrumento en las condiciones de claridad más deseable, y tal vez el éxito del primer plano tengamos que dárselo a la primera viola de la orquesta, más acertada y pujante que su compañero “virtuoso”.

James Conlon dirigió con mucha efectividad una agrupación calificada como “una de las mejores orquestas del mundo”, y que evidenció el porqué de esta tarjeta de presentación con mucha coherencia y empaste además de una más que evidente flexibilidad y capacidad de ofrecer colores tímbricos asombrosos. Así nos condujeron por el detalle exigible en el poema de Strauss y por la arrolladora forma de la Sinfonía número 8 de Dvorák, escuchada en el Palacio de Festivales hace unos meses por la Orquesta de Castilla y León y el pasado verano por la Orquesta del Encuentro de Música y Academia 2004. La versión de Conlon ha sido, sin entrar en comparaciones, excelente en su concepto y desarrollo, pero fundamentalmente en su sonido brillante y claro, otorgando la dimensión “clásica” que la obra busca y merece. “Otro orquestón”, comentó el director del Festival al final del concierto, en alusión a la crítica que publicamos hace un par de días sobre la Orquesta Juvenil Gustav Mahler. Efectivamente, así fue... agradeciendo también por darnos título a este comentario.

Se pone fin de esta forma a un F.I.S. que, como casi siempre, nos ha traído variedad y algún punto de polémica. Tal vez dos de las características de este certamen internacional. ¿No creen?