Selección de críticas del musicólogo Gustavo Moral Álvarez

jueves, septiembre 22, 2005

“A la ópera en Oviedo” (Alerta - 24-IX-05)

Como la distancia es corta y el interés muy alto –además de otros motivos que escribiré al margen, si me permiten- , finalmente les redacto para contar cómo y qué sucede ahí mismo, en Oviedo, en lo que a gran ópera se refiere. Ya saben, seguro que sí, que la temporada lírica de esta ciudad es una de las más veteranas y rotundas del panorama nacional, que es veterana hasta sumar más de medio centenar de convocatorias –van por la LVIII- y que la jornada de su estreno, la inaugural y “de campanillas” siempre sucede el día de San Mateo, el pasado miércoles.

Una circunstancia social, por una lado, y artística por todos ellos que concita –y concitó- a elegantes hombres de frac con sus mujeres vestidas “a todo trapo” para lucirse y lucir en el teatro Campoamor el arranque de una temporada que durará más de cuatro meses y en la que se verán cinco títulos, cada uno con tres representaciones. Además, que sí que hay más, cada uno de los montajes tiene prevista su difusión “en diferido y gratis” en el Auditorio Príncipe Felipe de la ciudad y se han programado conciertos y conferencias en torno a cada título para completar así una oferta difícil de comparar y de encontrar.

Como les decía, “en una fiesta me colé” casi de rondón y con mis ropas de trapillo pude asistir al acontecimiento lírico de la temporada, la jornada de comienzo con un sugestivo título de Haendel para abrir el programa: Alcina. Atrevimiento y apuesta exclusivamente artística para difundir el repertorio barroco –siempre tan olvidado- en voces y talentos que la tratan y consideran como merece: con exquisita atención y cuidado en una tarea de recuperación y puesta a punto para un público que “lo ha visto todo” a pesar de tener mucho por descubrir. No el de nuestros vecinos, sino el general de ópera. La producción venía de Londres, aclamada y premiada en temporadas pasadas como lo mejor del año. Una propuesta que, lejos de hundirse en el presunto neoclasicismo de la estética minimalista, ahonda y profundiza en el concepto mismo de barroco, tanto que parece usar la definición misma del término para plantear la escena. Barroco caos, barroco dorado, desorden organizado y elementos arquitectónicos plagados de referentes de una época, de un estilo... de un sentimiento humano que tuvo –y tiene- en lo excesivo sus anclajes. Barroco de aquel entonces y del de ahora, con guiños a lo más recargado de nuestro tiempo en una estética, déjenme definir, de las “drag queens” o del gótico de drácula, especialmente en el cuerpo de baile organizado por Michael Keegan-Dolan. La ocasión y el argumento lo merecían, plagado de ellas que se travisten de ellos y de ellos que han de ser interpretados por ellas para respetar la tesitura original de los registros, encomendados a los castrados del XVIII.

Las voces que dieron color al texto extraído del poema de Ludovico Ariosto ‘Orlando Furioso’ fueron, como les anticipábamos, un lujo cimentado por la rotundidad y musicalidad de sus protagonistas femeninas. Anna Chierichetti, como Alcina, tembló y nos emocionó desde su ligereza desgarrada, aunque he de confesarme encandilado con la Morgana ‘nacional’ protagonizada por Ofelia Sala, actriz y cantante en un mismo cuerpo que nos hizo reír y sentir y disfrutar con cada una de sus apariciones. Chiara Chialli tampoco defraudó unas expectativas siempre muy altas en una jornada –les anticipaba el peso de la inauguración- que no permite que se pase nada por alto. Y así sumaríamos y seguiríamos hasta completar el plantel de un verdadero éxito.

La belleza musical, sobre manera en el genial segundo acto, tuvo acompañamiento en la Orquesta Sinfónica Ciudad de Oviedo, que nos visitara en nuestra temporada lírica hace unos años. Una formación siempre creciente que se atrevió con un foso normalmente encomendado a agrupaciones dedicadas a esta época. La batuta de Paul Dombrech, al que tuvimos por aquí el año pasado dirigiendo un Orfeo y hace más con una magnífica pasión bachiana, les enseñó el camino a seguir y ellos, con cuidado y mucho acierto, así lo hicieron.

Y ahora que llegamos a la orquesta, y mirando con cierta envidia a nuestros vecinos, tal vez sea ese el motor que necesitamos para crecer musicalmente hasta alcanzar cotas como las que les cuento. Nuestra temporada crece cada año y se esfuerza por realizar producciones personales y muy interesantes. Pero no está de manos de quien debiera estar, instituciones de todo tipo empezando por la públicas, que tengamos una vida musical normalizada, ni una orquesta, ni un coro profesional, ni un ciclo de abono... Eso sí, el Racing está en primera división y, mira tu por donde, el Oviedo en segunda B.