“Con hambre de Barroco”
El Festival Internacional de Santander programó, para el pasado viernes, un encuentro con la música barroca y, en especial, con la magnífica voz del contratenor Carlos Mena. Eso fue exactamente lo que recibimos y lo que estábamos esperando.
El repertorio barroco es, desafortunadamente, un género que a pesar de ser bien conocido y de contar con multitud de formaciones dedicadas a él, raramente trasciende a las primeras páginas de las programaciones de directo y, cuando lo hace, suele ser en estilo camerístico y casi de forma anecdótica. Cuando finalmente se produce el encuentro entre público e intérpretes la chispa salta y, como resultado, podemos ver entregas incondicionales como la vivida en el concierto que nos ocupa.
Las obras seleccionadas no pretendían descubrir ni rescatar repertorio sino, simple y llanamente, desplegar las características del estilo con piezas encuadradas en los parámetros estéticos de su tiempo. La Orquesta Barroca de Sevilla, sin demasiados excesos, nos explicó el sonido con una efectividad no exenta de matices y algún ‘pero’. Siempre es delicado adjetivar a formaciones de este estilo, pues las características de los instrumentos que emplean dificultan parámetros de afinación, empaste e intensidad. Mas el conjunto gustó y, sobre todo, acompañó a Carlos Mena en sus intervenciones afortunadas y muy emotivas.
La carrera de este intérprete está en continuo crecimiento y en el recital de la 53 edición del F.I.S. demostró sobradamente los motivos por los cuales visita frecuentemente los mejores escenarios de música barroca del mundo. Su timbre es bello y su tesitura amplia y muy bien asentada en todos los registros. Realizó interpretaciones sublimes pero sobre todo con mucha musicalidad y una participación con el sonido entregada y jugosa. La delicadeza pudo ser una de las características del concierto, pero también la calidad como seña de distinción, al menos en el papel desempeñado por Mena.
El hambre de sonoridades barrocas de la primera mitad del siglo XVIII quedó parcialmente saciada, y los aficionados que acudieron a la Sala Argenta pidieron más y lo obtuvieron en forma de bises extraídos de la grabación realizada por la formación sevillana sobre el oratorio de Scarlatti 'Colpa, Pentimento e Grazia'. Desafortunadamente la desinformación, o la Olimpiadas, o vaya usted a saber qué motivos, hizo que la Argenta se quedar a medio llenar dando la razón a los que no gustan de apostar por conciertos barrocos de formaciones orquestales. ¡Qué pena!
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