Selección de críticas del musicólogo Gustavo Moral Álvarez

sábado, agosto 07, 2004

“Síntesis de ‘Fura’: 25 años después, llegó Naumon”

La Fura del Baus ‘llegó’ a Santander, ‘atracó’ en el muelle de Maliaño y ‘venció’ por goleada con su presencia, dentro de las actividades de la 53 edición Festival Internacional de Santander. Jornada multitudinaria en cuando a asistencia de público y afortunada en el aspecto meteorológico que permitió, finalmente, que la Fura triunfara en nuestra ciudad con un espectáculo “de los suyos”. Ya les pudimos ver en Santander, pero siempre con obras escénicas –como la dedicada a Lorca- y nunca con el teatro más trasgresor y personal que les identifica; para esos montajes tuvimos que ir a Torrelavega o Astillero, preguntándonos siempre por qué nunca apostarían por la capital... o mejor dicho, por qué nunca se apostaría por ellos desde la capital.

El Naumon, un barco escenario itinerante, desplegó sus velas en forma de pantallas de proyección y diseminó en el muelle la primera de las obras que componen el ciclo ‘anfibio’ del grupo catalán. Una impecable producción en la que se destilan procedimientos de los primeros veinticinco años de vida de esta formación. Pudimos ver a la Fura de todos los tiempos y a todas las furas en uno: el lenguaje furero de toda la vida con las carreras entre el público de demonios mancos y artificios mecánicos que aprendimos a sentir –y a temer con esa agridulce sensación de querer tener algo de miedo- en ‘Accions’, ‘Tier Mon’ o, más recientemente, ‘OBS’. Vimos el despliegue tecnológico que esta compañía empezó a desarrollar en ‘MTM’ así como los engaños de la imagen y la videoproyección en directo y/o en diferido. Vimos elementos constructivos al ritmo de cuerpos que son máquinas y crean espacios, como sucedía en el gallinero de ‘Manes’. Tuvimos la grandilocuencia del fuego proyectado de sus óperas y nacimientos amnióticos como el que ocurría en ‘Fausto 3.0’. Personajes que trepan y crecen en una pantalla de video como en ‘XXX’, y video arte integrado en todo ello, el nacido hace años en las instalaciones ‘MUGRA’, ‘Foc Forn’, ‘B.O.M’... Acciones con el concepto acción diseñado ya para el espectáculo: todo un barco que navega para llevar teatro es una gran acción ¿no creen?, una intervención naval en suelo urbano. También estuvo representada la ‘fura’ de los espectáculos escénicos en el diseño frontal de esta obra, y la poética que es capaz de emocionar justo unos segundos antes de comenzar a ser provocación. El Naumon nos transportó a la compañía ecléctica, con mensajes evidentes y otros cerrados a la libre interpretación. Incluso los que por significar, no significaban nada y aquello otros que encerraban en su contenido alguna verdad eterna.

Como ven muchas ‘furas’ en una sola, la multiplicidad de veinticinco años experimentando y la seguridad de haber alcanzado un punto de vista que les permite hacer casi todo lo que se les ocurra. Entonces llegó Naumon, un invento genial, la actualización del teatro de la Barraca lorquiano que trasforma el carromato en nave marina y a los títeres de Cachiporra en gigantescas estructuras que pasean a nuestro lado.

Es necesario elogiar la actividad de los voluntarios que, por una noche, formaron parte de un universo teatral arriesgandose a decenas de metros de altura, sobre nuestras cabezas, para convertirse en código genético o en un botafumeiro sacralizando el infierno. También hubo otros extras en forma de fotografía proyectada: Bush, Aznar, Saddam Hussein, Hitler... recibidos con aplausos por parte del respetable que ratificaba así la implicación, en parte, con un mensaje social. Antes y después del teatro publicidad proyectada pero de signo distinto: mensajes con contenido e incitación a ser solidarios.

La música, nuevamente, indispensable para entender lo que sucede. Efectos sonoros y discurso tecnológico con vocación de afectar al organismo. Bajas frecuencias, ritmos que aluden al estado de ánimo y un torrencial sentido de continuidad que no nos deja descansar ni un segundo.

Vimos a todas las furas y vimos a la única. Han pasado 25 años y alguien les puede achacar ahora ser comerciales. Lo que es seguro es que siguen siendo auténticos a fuerza de repetirse y reinventarse continuamente. Tras unos últimos montajes menos intensos, esta experiencia marítima les pone de nuevo en cabeza. Donde siempre han estado.