Selección de críticas del musicólogo Gustavo Moral Álvarez

domingo, julio 18, 2004

“Un Retablo de mil maravillas”

Nuevo lleno en la Sala Argenta y un nuevo tanto para el IV Encuentro de Música y Academia de Santander con el concierto ofrecido el pasado sábado. Ya les anticipábamos desde estas páginas el indudable interés del mismo y, una vez presenciado su desarrollo, podríamos aseverar que nos quedábamos cortos.

La primera parte del mismo fue un aperitivo muy seductor que quiso endulzar nuestros sentidos para disfrutar más con la segunda. Escuchamos obras de Falla poco habituales en las salas de conciertos –e igualmente en los registros discográficos- como una de sus ‘Tres melodías’ sobre textos franceses de Gautier o ‘Psyché’ para soprano y breve conjunto instrumental. Los dos homenajes fúnebres sonaron concisos en las manos de Gabriele Baldocci y la Serenata en mi bemol mayor op.7 de Richard Strauss cerraron este primer capítulo de la noche. Todo sonó aquí muy bien, con la corrección precisa y la calidad a la que nos estamos acostumbrando.

La segunda parte no se hizo esperar, un espectacular cambio para trasformar el escenario en un rincón orquestal con títeres incluidos. Momentos antes de comienzo de Retablo Jaime Martín apareció de las sombras –literalmente, en un cuidado efecto escénico- para deleitarnos con un ‘Syrinx’ magistral y muy emotivo; el néctar preciso con el que adentrarnos en la pieza de Falla. Nuevo cambio de luces y los atriles iluminados de la orquesta se conjugaron con la tenue luz de decenas de velas para crear, con mayúsculas, Atmósfera. Y desde ese punto de inicio fuimos transportados a la mágica partitura y a un desarrollo escénico, a cargo de la compañía de títeres Bambalina Titelles, igualmente sorprendentes.

Las voces de los solistas, Adela López, Fernando Cobo e Igor Gnidii fueron elegantes y entregadas con el proyecto, sobremanera el registro constante –y difícil- de Trujamán que a pesar de ciertos embates dinámicos de la orquesta mantuvo el tipo y cantó muy bien. Por su parte el maestro Csaba coordinó los esfuerzos, que no eran pocos, y condujo a todo el grupo por la senda más hermosa posible: la del entendimiento de la propia música.

El trabajo de Bambalina Titelles fue igualmente hermoso sobre el escenario desarrollando los movimientos de los personajes en una perfecta sincronía con la partitura. Pero también es destacable la labor previa de diseño y creación de cada uno de los caracteres y propio concepto del estilo narrativo de la historia, riguroso con guión y sin elemento excesivamente recargados.

Abriendo la oreja a los comentarios que sonaban al final de la función todos eran parabienes para una propuesta de esas que quedarán en el recuerdo, la noche del Retablo de Maese Pedro... ¡de mil maravillas!