“Un Dvorák enérgico”
El IV Encuentro de Música y Academia puso en marcha su actividad de “grandes conciertos en Santander” con el ofrecido el pasado jueves en la Sala Argenta del Palacio de Festivales. Nuevamente la Orquesta del Encuentro fue la encargada de este ceremonial de apertura –aunque recuerden que desde el pasado lunes la programación de este año está en marcha por puntos de toda Cantabria- bajo la dirección del responsable artístico de este ‘festival académico’: Péter Csaba.
El programa seleccionado dejó patente las intenciones, artísticas y estéticas, del Encuentro, prestando atención a la música española, a Dvorák en el centenario de su fallecimiento y la inevitable presencia de Mozart como símbolo de la propia música... genio y figura.
Aire de fiesta se respiró en la Argenta y el tremendo efecto de ver nacer una Orquesta Sinfónica en apenas unos días, confeccionada con jóvenes talentos de todo el mundo, sucedió nuevamente. El resultado sonoro no desmereció en momento alguno a los propósitos de esta experiencia, más la primera parte del concierto evidenció cierta sensación de falta de ánimo en un Falla ciertamente cansado y un Mozart sin excesiva entrega. Con Dvorák todo volvió a la normalidad, mejor dicho: al extraordinario esperado y vimos finalmente esa energía y juventud en una arrebatadora y potente interpretación de su octava sinfonía.
El maestro Csaba trató a sus músicos sin deferencia alguna a su carácter de “estudiantes”, y se comportó como lo habría hecho ante cualquier formación estable y profesional. Defendió con su batuta visiones impecables y, como sucedió con el Falla, personales entregando profesionalidad y una atenta mirada a todos los elementos. Por su parte los solistas de la sinfonía concertante de Mozart, Schellenberger, Veyns, Maselli y Vlatkovic demostraron la categoría de excelencia de la que son acreedores, unos como profesores y otros como alumnos bien destacados en su carrera hacia el futuro.
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