Selección de críticas del musicólogo Gustavo Moral Álvarez

miércoles, mayo 05, 2004

“Como en la vida”

Eva la Yerbabuena regresó al escenario de la Obra Social de Caja Cantabria, y lo hizo, como no podía ser menos, para revalidar el éxito cosechado hace unos meses con su espectáculo ‘5 Mujeres 5’.

La Yerbabuena es la intérprete de flamenco más interesante de todas cuantas habitan los escenarios hoy en día. Y lo es por sí misma y por comparación con el resto, pues con el tiempo ha logrado fraguar una forma muy personal de tratar el baile con un lenguaje propio que lleva bien adentro. Tal vez ese sea el gran logro de la artista, ofrecer algo realmente legítimo en un panorama que, en no pocas ocasiones, se plaga de espectáculos efectistas pero con poco trasfondo.

‘A Cal y Canto’ es una Suite Flamenca –entendiendo por suite una sucesión de danzas de diverso tipo- en la que la bailarina y coreógrafa recoge algunos palos del flamenco –bulerías, seguidillas, soleáres o tangos- para reformularlos pensando en el movimiento que suscitan. Cada elemento, cada gesto mínimo de su baile y del de los de su compañía, responde a un sonido, a un “gesto” de la música en una conexión compleja y, en muchas ocasiones, total. Todos los intérpretes del grupo están a un nivel alto, pero no cabe duda de que es la de Granada, la Yerbabuena, la que posee esa magia y ese “duende” –que le dicen- verdaderamente especial. Sus movimientos, y sobremanera todos los que se generan en sus hombros, son hermosas transcripciones del pulso flamenco. Es capaz de detener el tiempo, a cámara lenta, en la vorágine de un zapateado o volar sobre sus tacones en la discreción de un único gesto.
Como creadora ha confeccionado un espectáculo muy elegante, sin caer en colorismos inútiles pero atendiendo al buen gusto y la clase de todos su elementos. Desde el vestuario –fascinante- hasta la iluminación suave y quieta cuando había de serlo. Los músicos de escenario, igualmente, entregados a lo auténtico, acudiendo a las “fusiones” tan sólo lo imprescindible. En las coreografías atiende al lenguaje propio del estilo pero no olvida elementos narrativos, coherente que hacen que las cosas no únicamente sucedan, sino que también empiecen y terminen. Como en la vida.