Selección de críticas del musicólogo Gustavo Moral Álvarez

jueves, abril 08, 2004

“Música en Semana Santa”

El XXXIII Ciclo de Músicas Religiosas, organizado por Caja Cantabria en diversos emplazamientos de nuestra comunidad, ha vuelto a ilustrarnos musicalmente la Semana Santa con propuestas que, en esta ocasión, venían en su totalidad desde intérpretes procedentes de Cantabria.

La variedad estilística, formal y de calidades de todas ellas nos han permitido presenciar multitudinarios conciertos en cuanto a público se refiere pero con resultados bien distintos. Una circunstancia que nos hace, al mismo tiempo, apreciar el panorama de la música de nuestro entorno y los distintos niveles que en ella habitan.

María Dolores Fernández de Floranes Salas, María Teresa Tomás Gómez y José Antonio Maza llevaron a la catedral de Santander –tras su paso por la Colegiata de Santillana del Mar- un programa interesante pero con descompensaciones marcadas en los integrantes de la misma. Destacó la voz de Maza, un contratenor realmente exquisito en la forma de abordar el repertorio y con matices que le colocan a un nivel interpretativo cercano a lo sublime. No así el registro cambiante de Tomás Gómez o los tempi empleados por María Dolores Fernández. Bien es cierto que los registros del órgano de la Santa Iglesia Catedral tampoco ayudaron mucho en un sonido ambiguo que hace de este instrumento un poco afortunado intento de poner música al templo principal de Santander.

El Coro y Orquesta Europa Concentus Musicus de Santander fueron protagonistas de otro de los conciertos, en esta ocasión celebrado en la Iglesia de Santa Lucía. El programa, ya conocido en muchas de sus obras por todos nosotros, tuvo su mayor interés en la posibilidad es oír en directo dos obras orquestales de Jesús de Monasterio, el Andantio Expresivo y el Andante Religioso. Un año después de la celebración del centenario de su fallecimiento ha tenido que ser una iniciativa privada –y entregada- como es el trabajo de la agrupación de Mariano Rodríguez Saturio, la que ponga finalmente sonido de directo a la música sinfónica del gran maestro Lebaniego. Como colofón, la Misa en Sol Mayor de Schubert, una obra con la que Concentus Musicus y el Coro Europa demuestran el fruto maduro de un trabajo constante. En el resto de las obras lecciones de realidad más desafortunadas.

Y también en el templo de Santa Lucía tuvo lugar la, hasta el momento, propuesta más interesante. Hablamos del concierto ofrecido el pasado miércoles por el Coro de Cámara A Capella y el Ensemble de Música Antigua Abendmusik. A Capella, de nuevo, ratificó su lugar en la música de nuestro entorno –y más allá- con un hermoso recital en el que, además, tuvimos la fortuna de conocer a los instrumentistas de Abendmusik. Una formación ocurrente en su forma de recrear los temas de origen medieval y renacentista con ejecuciones claras y muy afortunadas. Como colofón del concierto pudimos asistir al estreno absoluto de la mixtura de compositores en la Misa Brevis ‘Pro musicae’, un invento en el que cinco de nuestros autores aunaron intenciones para crear una obra firmada por todos ellos (Esteban Sanz, Antonio Noguera, Juan Jáuregui, Jesús Carmona y Manuel Galán) y que supuso una deliciosa sorpresa. Cada una de las partes del ordinario de la misa estaba escrita por uno de ellos, y a pesar de la evidente disparidad estilística, apreciamos una coherencia en el planteamiento altamente expresiva y que nos hace sospechar un futuro de prestigio, nuevas audiciones y reconocimiento para con esta obra.

Por si esto fuera poco, el pasado martes la Asociación de Amigos del Festival Internacional de Santander programó uno de sus encuentros con la presencia de la pianista cántabra Patrín García Barredo. Reencuentro con el sonido delicado y expresivo de esta intérprete que conmovió y endulzó a la audiencia con su personal manera de abordar las partituras. Un programa confeccionado “solo para ella” con obras que responden perfectamente al modo de entender la música de esta intérprete. El afán de quien les escribe de visitar más de un concierto en las mismas horas hizo que únicamente presenciara la primera parte del recital, pero fue suficiente para comprender la evolución y crecimiento experimentado por García Barredo en una carrera creciente y firmemente asentada.