“Nuevo éxito de la Orquesta de Cadaqués”
La Orquesta de Cadaqués regresó al Palacio de Festivales, el pasado jueves, con la intención de demostrar nuevamente el gran talento interpretativo que han logrado asentar en un proyecto musical creciente, intenso y muy interesante. Además, la siempre trascendental, presencia de Sir Neville Marriner en la dirección del grupo, añadió interés y fuerza a un concierto en el que nuevamente nos encontramos con uno de nuestros intérpretes más internacionales y relevantes del momento: Jaime Martín.
La selección de las obras, como ya les anticipábamos ayer, tenían como objeto demostrar la categoría del grupo de Cadaqués: Rossini para dejar hablar a la sección de vientos, Mozart para el virtuosismo a solo y Beethoven como compendio orquestal y puerta ya abierta a las grandes obras del repertorio romántico. Sí que es cierto que en Rossini nos encontramos con grandes intérpretes de viento dentro del grupo, aunque tal vez demasiado presentes en intensidad frente a la cuerda en algunos momentos. En el concierto de Mozart, Jaime Martín nos condujo por las sendas de la expresividad más profundas y, sin menospreciar al gran arpista Burn Lewis –compañero en el K.299 de Mozart- se apoderó del escenario con un sonido dulce y agresivo al mismo tiempo. En los tiempos más movidos la flauta parecía gritar contándonos la historia de la música, en el encantador ‘Andantino’ el mismo instrumento, y el mismo intérprete, susurraron a media voz los líricos pasajes de la citada partitura.
En la segunda parte una sinfonía Nº 3 de Beethovem rotunda, con algunas aportaciones en el desarrollo de los ‘tempi’ que la dotaron de personalidad propio. Verdadera lección de empaste y trabajo en equipo a cargo de la formación dirigida por Marriner. Éste, por su parte, se ocupó de los músicos con sencillez en el gesto pero acompañando continuamente las evoluciones de la música.
Las casualidades y las onomásticas a veces nos deparan pequeñas sorpresas. Déjenme que comparta una con todos ustedes. Hace exactamente cinco años, el 29 de enero de 1999, la Orquesta de Cadaqués visitó el Palacio de Festivales, también con Jaime Martín como solista. Cinco años después, y en la misma fecha, la circunstancia se repite, pero en aquel entonces el que ahora les escribe firmaba su primera crítica musical en estas páginas. Ahora que ya somos viejos conocidos, le invito a seguir escuchando música y a permitirme seguir opinando sobre ella.
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