“El Pinocho de La Machina”
El pasado viernes se estrenó en el Palacio de Festivales la última propuesta escénica que La Machina ha creado pensando en el público infantil. ‘Pinocho Circus’ se suma así a anteriores producciones, como ‘La danza del sapo’ o ‘La casa imaginada’, atestiguando la solidez de la compañía cántabra en el panorama nacional de teatro infantil y juvenil.
Como ya sucediera en otras ocasiones, y nuevamente con la dirección escénica de Carlos Herans, La Machina no cae en convencionalismos en sus ideas para los más pequeños, sino que elabora un producto complejo en el que tiene cabida todo tipo de perspectivas, desde el ‘batacazo en escena’ que hace reír hasta la reflexión más profunda que únicamente nos puede hacer pensar.
‘Pinocho Circus’ es la adaptación que el dramaturgo italiano Nono D’Introna realizó sobre el texto de Collodi, una obra sólida y bien construida en la que el muñeco de madera cobra vida desde una profundidad poco habitual en los productos pensados para chavales, más aún en las coordenadas actuales y en unas fechas, como son las navideñas, en las que el último atisbo de los “creadores de sueños mediáticos” es que los más jóvenes desarrollen su pensamiento. Sólo quieren que compren.
He de decirles que la obra me sorprendió, y mucho. Sentado en la butaca de la Sala Pereda hubo momentos en los que pensé que aquel era un texto para “más mayores”, en otros sentí que tampoco: que me aburría, pero la sorpresa mayor llegó al comprobar que el público sentado a mi alrededor, los verdaderos destinatarios del circo de Pinocho, estaban cautivados manteniendo su atención durante la casi hora y media que dura el espectáculo, sobre todo aquellos “más mayores” dentro del grupo de los “pequeños”, no se si me entienden.
La escenografía es hermosa, aunque frágil en algunos momentos. Dentro se encierran muchas sorpresas, algunas con una carga estética de gran belleza, caso del vuelo del hada, o en el final que se vuelve a ser el principio, como el cuento del Rey que tenía tres hijas, las metió en tres botijas... El trabajo de los actores es correcto, más aún si tenemos en cuenta la necesidad, a última hora, de sustituir a uno de los protagonistas anunciados, destacando en su frescura Cristina Samaniego. Aún así resulta complicado para el desarrollo, casi a un nivel estético, de la obra el empleo de tres Pinochos distintos, con porte tan desigual. Pero tal vez eso sea otra historia.
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