Selección de críticas del musicólogo Gustavo Moral Álvarez

martes, octubre 07, 2003

“Se toca poco a Monasterio”

El aniversario del centenario de la muerte de Jesús de Monasterio está trayendo a diversos escenario de nuestra región distintas ofertas musicales –tal vez no tantas como hubiera sido deseable- en memoria de este músico nacido en Potes el año 1836. Entre ellas hemos encontrado una realmente curiosa e interesante, una suerte de ‘flash back’ musical que, en la noche del pasado lunes y a cargo del ‘Quinteto Español’, nos permitió viajar en el tiempo desde el escenario de la Fundación Marcelino Botín para rememorar el que fuera el primer programa interpretado en la, en aquel entonces, recién inaugurada Sociedad de Cuartetos en el año 1863.

“La idea de este concierto partió de Luciano González Sarmiento”, nos comenta Víctor Martín, primer violín de la agrupación camerística madrileña “y es una buena manera de conmemorar el centenario”. En el concierto sonaron obras de Beethoven y Haydn, en un programa “con mucha profundidad” según nos confirmaron todos los integrantes del ‘Quinteto Español’. “Es más, yo jamás había interpretado un concierto de este tipo en el que se recuerda algo que sucedió mucho tiempo atrás”, añade el pianista Agustín Serrano.

La Sociedad de Cuartetos fue un gran paso para acercar al público multitud de obras que, de otra forma, jamás hubieran sido estrenadas en nuestro país. “Estábamos un poco atrasados en aquel entonces”, prosigue Víctor Martín, “y Monasterio quiso traer aquí todo aquello que había conocido en sus viajes por Europa”. Ángel Luis Quintanta, violoncellista del Quinteto Español nos confirma la trascendencia de la iniciativa de Monasterio al crear esta sociedad musical, “en aquel entonces la música de cámara no tenía mucha trascendencia”. Algo que podemos aseverar, según añade el violinista Manuel Guillén, “puesto que cuando se realizó el concierto inaugural las obras escogidas probablemente era la primera vez que iban a ser escuchadas en nuestro país.” “Yo mismo”, añade Emilio Mateu, “pensé que había estrenado en España una sonata de Rubinstein y, recientemente, descubrí que ya lo habían hecho en la Sociedad de Cuartetos”. “La música de cámara es como ‘El Quijote de Cervantes’, siempre tendrá un gran valor, y afortunadamente en nuestro país actualmente se hace mucha música de cámara y cada vez hay más agrupaciones dedicadas a ello”, añade Martín.

“Para todos nosotros”, apunta Ángel Luis Quintana, “montar este concierto ha supuesto una motivación especial por todo lo que significaba”. “Sería necesario que, hoy en día, hubiera iniciativas similares a las llevadas a cabo por Monasterio”, comenta Emilio Mateu. “Y se tendría que cuidar más los ciclos de música de cámara”, añade Quintana.

Para todos ellos –en este momento de nuestro encuentro con esta formación todos ellos comentan animadamente múltiples aspectos de la historia de la música de cámara en España- no se valora en la medida que sería deseable nuestra propia música, “algo similar a lo que pasa con la Zarzuela”, dice Manuel Guillén, “y tendrá que llegar el día en el alguien de fuera empiece a trabajar con las partituras que duermen en los archivos de la Sociedad General de Autores para que empecemos a valorarlo”.

Para Víctor Martín, Monasterio es una figura fundamental para la música española, “aunque le tocó vivir una época de transición en un momento en el que se habían escritos muchas de las grandes obras para violín como las de Sarasate o Bériot. Monasterio quiso desarrollar la técnica del violín en un tiempo en el que la estética musical se debatía entre el romanticismo y el postromanticismo. Desgraciadamente no se le conoce lo suficiente, aunque en este año se están llevando a cabo algunas iniciativas interesantes como la grabación realizada por Manuel Guillén o conciertos como el que yo mismo ofrecí recientemente”, concluye Víctor Martín.

“Monasterio era una persona muy religiosa”, nos dice Manuel Guillén, “y toda su obra tuvo siempre una intención culta. Son pocas las obras de salón que escribió, como la ‘Fantasía Popular Española’, y nunca quiso involucrarse en la música más ligera que triunfaba en aquel entonces”. “Y a día de hoy se toca poco a Monasterio”, añade Emilio Mateu, “y tampoco hay materiales editados y difundidos adecuadamente para que pueda normalizarse esta situación”. Él mismo recuperó los 20 Estudios Didácticos para Violín en una reciente edición en la que los transcribe para viola. “Los encontré por casualidad, en una visita a la Casa Beethoven de Barcelona, donde aún conservaban un ejemplar de la edición original”.

Crítica

El recuerdo a la Sociedad de Cuartetos fue la excusa de comienzo para el ciclo que, la Fundación Marcelino Botín, ofrece este otoño coincidiendo con el primer centenario de Jesús de Monasterio. El Quinteto Español protagonizó la velada con un concierto sobrio en el que sonaron aquellas piezas que abrieron las puertas a una iniciativa pionera en nuestro país y que, tal vez, sirviera para permitir que en España empezara a escucharse música de cámara en la misma medida que en otros países.

En el concierto, acontecido el pasado lunes en la salón de actos de la Fundación Marcelino Botín en Pedrueca, pudimos escuchar aquellas tres obras que ya sonaran casi siglo y medio atrás. Con sus más y sus menos resultó entretenido y original en su planteamiento. Todos los integrantes de esta agrupación madrileña son grandes virtuoso de la música y así lo dejaron patente en el mencionado encuentro. Pero tal vez el entendimiento entre ellos quedara un tanto desatendido –con algunos desfases en la afinación- con momentos que desmerecieron en parte el gran nivel de la propuesta.

Con la sonata para violín y piano de Beethoven quedamos fascinados gracias a un hermoso Adagio que glosó Víctor Martín y, en la segunda parte, nos encontramos con un cuarteto de Haydn muy empastado y rotundo en todo momento.