“Pons y la ONE”
La Orquesta Nacional de España, con su flamante y recién estrenado director titular Josep Pons, visitó el Festival Internacional de Santander el pasado jueves para ofrecer un concierto en el que el mayor interés estaba en la oportunidad de escuchar en directo el Réquiem de Ligeti –una obra con más de tres décadas de vida y que hasta fechas recientes aún no había sonado en nuestro país-. El público no secundó como en otras ocasiones la propuesta sinfónica, tal vez por la prevención que aún existe por la música contemporánea o puede que saciados por la propuesta de la agrupación de Israel en días precedentes.
El trabajo de Pons al frente de la ONE no deja de ser un interesante reto para un músico que nos ha demostrado en estos últimos años su entrega a proyectos muy serios y comprometidos. Ahora le toca hacerse cargo de una formación muy estable y con un peso específico de su propia historia demasiado elevado. Una situación que se desvela en las formas de hacer sonido que, en no pocas ocasiones, se muestran un tanto faltas de entusiasmo.
La primera parte del concierto, con obras de Mozart y Haydn, fue desarrollada con profesionalidad y oficio por parte de la Nacional de España. Unos calificativos que corresponden con lo señalado anteriormente: eficacia pero necesidad de un toque distintivo que hagan de un concierto algo más que la lectura de la partitura. Un aliciente que, estamos seguros, surgirá con la nueva dirección musical recientemente estrenada.
El Réquiem de Ligeti también funcionó muy bien. Una obra compleja y que, a pesar de haber sido escrita hace años, aún pide ocupar el lugar que la corresponde en el oído del melómano. En esta obra participó el Coro Nacional de España y la Sociedad Coral de Bilbao, una espectacular masa vocal que soportó el papel más comprometido en esta obra. Articularon los efectos con mucha entrega –glissando, microtoanlidades, clusters...- y asimilaron la condición de esta partitura que arrancó muchos aplausos y bravos por parte del público de la Argenta. Al parecer una acogida mucho más entusiasta que la que recibida hace apenas unos días en la Quincena Musical De San Sebastián para con esta misma obra.
Las dos voces solitas, Anna Camelia Stefanescu y Margriet van Reisen, tampoco desmerecieron elogios y aceptación en sus complejas y extremas intervenciones vocales. El Réquiem de Ligeti es un lamento muy humano que a veces se articula en susurros y otra en gritos muy dramáticos que calan hondo en el estado de ánimo de los que tuvimos el placer de poder escucharlo, finalmente, en directo. Un enfrentamiento a la certeza de la muerte dicho en coordenadas de música.
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