Selección de críticas del musicólogo Gustavo Moral Álvarez

domingo, agosto 10, 2003

“Cosas de casa”

Se estrenó en el Palacio de Festivales la obra de teatro ‘Como en las mejores familias’, una comedia escrita por los actores Agnès Jaoui y Jean-Pierre Bacri logrando llenos absolutos en sus cuatro funciones santanderinas.

El indudable tirón mediático de sus personajes es una buena tarjeta de presentación para atraer al público a la sala. Pero una vez que se cierran las puertas y comienza la obra lo importante está no en los rostros más o menos conocidos de sus actores sino en el interés de un texto realmente fantástico y en el gran trabajo que desarrollan todos los protagonistas. No lo tienen fácil; me refiero a que sobre sus hombros descansa un carga de la que han de despojarse poco a poco. La de ser rostros conocidos y la de haber coincidido en una de las series televisivas más popular de los últimos años: ‘Siete Vidas’. De esta forma una cierta confusión sobrevuela en los primeros minutos sobre la sonrisa del respetable. ¿Esto es gracioso? ¿Ahora vendrá el ‘gag’ al que estoy acostumbrado? ¿Qué pasa? ¿Cuándo empieza la serie?

Y como no hay mal que cien años dure ni corazón que sea capaz de no conmoverse e implicarse en esta historia, al poco desnudamos de ‘prejuicios’ a los actores y les vestimos con sus nuevos ropajes, les caracterizamos como Philippe, Henri, Denis... Bueno, esta operación la hacen ellos mismos en una identificación que corresponde a su oficio: el de actores. Entonces vemos que el acento de Javier Cámara es un afrancesado invento, que el mal genio de Gonzalo de Castro pertenece a un colérico y repudiable personaje, que Blanca Portillo no necesita ningún histrionismo pues el guión no se lo exige. Y nos lo creemos, y dejamos de tener cargada nuestra carcajada a punto de su disparo como haríamos frente a la televisión para que sea la historia que se está contando la que nos haga reír o llorar o lo que sea. Y lo que es y acaba siendo tiene mucho de emoción.

Había dudas y temores por parte de quien les escribe. En no pocas ocasiones nos enfrentamos a propuestas teatrales en las que se quiere aprovechar el nombre televisivo de algunos de sus personajes para llevar al público a la sala y que allí vean lo que ya conocen de la ‘caja tonta’ –o lista, ya me entienden-. Pero en este caso, nada de eso ‘chatines’ –que diría el otro-, la compañía que se nos presentó tiene las cosas muy claras y su propuesta es muy seria. Fuera encasillamientos y falsas pretensiones para abrir las puertas a un teatro interesante, con algo que decir y sobre todo interesante de ver. Esta comedia es algo muy serio.

Como les comentaba más arriba, todos los actores de esta producción están magníficos, creando una propuesta coral en la que nadie destaca sobre nadie sino que se integran en un organismo articulado por un guión de lujo traducido al castellano con la participación de uno ellos –Pau Durá-. Supongo que eso les ayude a hacer el texto más suyo aunque indudablemente en modos y maneras no se ha querido dejar pasar un toque ‘francés’ en el ambiente y relaciones que acontecen en la escena.

La dirección de Manel Dueso es inteligente pero nada artificial. Mecanismo escénicos que están presentes pero que pretenden ofrecernos lo cotidiano bien narrado para que sea interesante. Se logra el objetivo con creces y para los que recordamos la película de Bacri se nos ofrece un ‘algo más’ que nos impide decir “me gustó más en el cine” o todo lo contrario.

Imaginamos que el éxito está asegurado, el cebo es –con perdón- de inmejorable calidad para lograrlo. Y una vez atrapado ese público la recompensa seguro que no les deja indiferentes. ¿Volveremos a preguntarnos ante un espejo sobre la muerte del teatro? En este caso, ni de broma.