“Divertidas caricaturas”
De nuevo el teatro clásico desplegó su encanto en el Palacio de Festivales, en esta ocasión con un texto de Rojas Zorrilla dirigido por otro Francisco: Plaza. Una propuesta de la Producciones Inconstantes, compañía invitada por la Nacional de Teatro Clásico en su curso 2002/2003.
Sobre las tablas vimos una divertida comedia que nos demostró lo avanzado de su texto o, dando la vuelta a la tortilla, nos habló de que “seguimos siendo los mismos” a pesar del cambio de época y el avance tecnológico. Uno de esos textos de enredo del Siglo de Oro español pero esta vez con personajes femeninos muy vivos y autónomos; deliciosamente amenos.
La producción sigue la norma habitual en los últimos tiempos con este tipo de textos. Estenografía funcional, uso de melodías procedentes del cancionero de palacio y una escuela en el “decir” que se acomoda perfectamente a la versificación y al entendimiento del público de sala. Pero en esta ocasión nos encontramos ante una novedad que gusta y convence. Se trata de dar una vuelta de tuerca a los personajes y alejarles intencionadamente de otras convenciones extendidas con los clásicos. De esta forma los diversos caracteres que configuran “el lío” se ven individualizados en divertidas caricaturas de si mismos, dibujadas con tonos de voz, gestos y posturas en una galería que se enriquece paso a paso y que, al final, casa en un puzzle hábilmente articulado.
La propuesta añade, por lo tanto, su sal y su pimienta a la obra de Zorrilla. Y no es que el texto esté escaso sino que con el aderezo todo se vuelve más claro. Para este tipo de teatro la dirección y el camino que tome el montaje son brújulas imprescindibles para una escena acostumbrada a teatro más cercano. Pero entre la genialidad del verso y la agilidad del montaje, casi nadie debió notar la diferencia.
Ángeles Martín volvió a mostrar su especial talento en una propuesta en verso. En la ocasión que nos ocupa con una forma de hacer más contenida y madura que en otras ocasiones. Sergio Otegui tal vez algo ‘más clásico’ si se me permite emplear el término aquí y ahora. A su alrededor otros seis personajes igualmente afortunados para un reparto curiosamente equilibrado –cuatro mujeres, cuatro hombres y dos ganapanes- del que queremos destacar un fabuloso José Pedro Carrión, que configura un Don Juan verdaderamente antológico y divertido.
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