Selección de críticas del musicólogo Gustavo Moral Álvarez

domingo, diciembre 11, 2005

“Una extraña, y quijotesca, pareja”

Decía Mark Twain que existía cinco tipos de actrices: “las buenas, las malas, las regulares, las grandes actrices y... Sarah Bernhardt”. El Palacio de Festivales nos trajo el pasado fin de semana la obra del estadounidense John Murrell ‘Las memorias de Sarah Bernhard’, una comedia de esas que solemos calificar como de “altas” y que sirvió para el lucimiento de dos de los más grandes actores “de los de siempre” de nuestra escena: Charo López y Emilio Gutiérrez Caba.

La obra es como un viaje en un tren de esos lujosos y míticos –el Orient Express, por ejemplo-, repleto de viejecitos encantadores que pasan su jubilación viajando, casi como el Talgo que va a Madrid la mañana de un día de diario en temporada baja. Afinando el oído se pueden escuchar historias de otro tiempo y anécdotas más o menos trascendentes en el resumen de una vida. Solo que en esta era la vida, revivida y recordada, de la que fuera considerada la mejor actriz del siglo XIX. Wild y Twain escribieron algunos de sus papeles para ella e incluso llego a interpretar Hamlet cuando tenía 70 años de edad.

Muriel convierte a los dos personajes en escena, la Bernhardt y a su criado Pitou, en una “extraña pareja” que son casi en el quijotesco trasunto de un Sancho Panza loco en él y un Quijote cuerdo, en ella, conversando para nosotros en la apacible terraza del final de una vida. El vehículo es el idóneo para que Gutiérrez Caba y Charo López –tanto monta, monta tanto- vayan llenando el espacio dentro y fuera de la escena ofreciéndonos un historia de esas que van hilvanándose a golpe de sonrisa, incluso de carcajada, pero en la que nos convencen de las dotes dramáticas de los últimos representantes del gran teatro, del que muchos aprendimos a ver en el Estudio 1 de Televisión Española.

La producción es sencilla, ellos dos y un decorado que únicamente evoluciona por efectos de la luz que simula el paso del tiempo. Todo lo demás no es necesario: tienen un buen texto y dos grandes actores. El público lo pasó bien.