"Etnografía teatral" (Alerta, 28-XI-05)
La compañía Titzina Teatro nos sorprendió hace unos años con la presentación de su primer espectáculo, Folie a Deux "Sueños de Psiquiátrico", en la sala de la Facultad de Medicina de Santander. Nos sorprendió, les decía, por la particular forma en la que dos jóvenes eran capaces de escenificar fragmentos de la realidad trasplantados, directamente, de la calle a la escena. Después, articulaban un discurso coherente y dramático que trasformaba la experiencia antropológica de los actores/creadores del espectáculo en escena pura “y dura”.
Ahora regresan con una nueva propuesta, ‘Entrañas’, que se estrenó el pasado jueves en la Muestra de Teatro Contemporáneo de Caja Cantabria, una continuación de la labor etnográfica aplicada al teatro con sentido pleno e intención de rebuscar en mecanismos relacionados con la memoria y la intención social, que no es poco.
La producción es sencilla, sin alardes escenográficos ni de iluminación. Todo el peso de esta propuesta recae en los tres actores –los dos que ya conocíamos más la incorporación de Laia Martí- que van sugiriendo espacios y tiempo en una narración en clave de búsqueda. Los referentes que uno tiene en su memoria le llevan al ‘Daaaalí’ de El Joglars o a los Soladados de Salamina de Javier Cercas. Pero no cabe duda de que el referente más cercano está en ellos mismos desde su experiencia investigadora, que han logrado general una forma dramática basada en sus habilidades y en la intención de contar “lo que han vivido” para ser experimentado por el público en la butaca.
También hay la intención de hacer comedia, casi clown, desde las caricaturizaciones de personajes resaltadas en algunos casos por el acento “más local” –y por tanto más cercano- de Pako Merino. Laia Martí aguanta su papel único frente al histrionismo y constante cambio de registro de sus dos compañero en escena. Igualmente recibimos, en estas Entrañas, momentos poéticos para el sosiego, aunque no acabó de cuajar, para quien les comenta, el final “de postal solidaria” que culmina una obra muy digna, intensa e interesante. La presencia escénica de los tres integrantes de Titzina puede parecer insegura a más de uno, pero no lo es. Nos muestran su “cuaderno de campo dramático” en una verdadera investigación antropológica con asunto bien cercano.
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