“Boheme naturalista... y hermosa” (Alerta 19-XI-05)
La Temporada Lírica del Palacio de Festivales llegó a su edición número X con la primera “reposición” de su historia, en lo que a título se refiere: una ‘Boheme’ puciniana que gustó y que contó con la presencia escénica de grandes protagonistas en la reciente historia lírica de nuestra ciudad y del panorama actual de la música: Aquiles Machado, María José Moreno, David Rubiera, Giuliano Spinelli...
Siempre es difícil afrontar un montaje escénico de las característica del que hoy nos ocupa. Y lo es por los riesgos que entraña el ofrecer al público algo de lo que, en principio, se supone que saben de antemano y de lo que espera cosa muy concretas: el aria de Mimí, su muerte, la multitudinaria escena del café de Momus... La dificultad también llega con la esencia misma de la obra y el alto nivel que impone una partitura tan hermosa como esta. Siempre es un problema competir, o complementar, la belleza y ha de serlo trabajar con más de un centener de cantantes, solistas, actores, magos y acróbatas en escena.
Pero vayamos por partes para organizar un discurso en el que hay muchos elementos que merecen atención. Empezando por las voces, compuestas por un elenco de primera categoría y envidiable en cualquier teatro de ópera, encabezado por un Aquiles Machado que cada vez convence más en la escena y que sigue demostrando su indudable personalidad también en lo vocal. Su escena final pone los pelos de punta y hace llorar al más pintado en una entrega emocional que supera, con mucho, a lo que estamos acostumbrados en esta suerte de situaciones. Frente a él Andrea Dankova, nueva en este escenario y que, a pesar de algún “pero”, abordó sus intervenciones con la dulzura necesaria pero sin el dramatismo escénico deseable. No se puede pedir todo. La pareja protagonizada por Juan Tomás Martínez y María José Moreno lograron un clamoroso éxito, casi más rotundo que el del dúo protagonista, gustando al público y cimentando un Marcello y una Musetta que quedarán en nuestro recuerdo. David Rubiera, desde su tierra, nos hace preguntarnos el motivo por el cual esta voz no está ya protagonizando títulos y quedando siempre como secundario, créanme, de lujo: su timbre y su escena siguen en progresión creciente. Francisco Santiago y Miguel Sola, por su parte, también lograron situarse a una altura escénica y vocal que permitió que dijéramos eso de “bien equilibrado y de alto nivel”.
La orquesta de Córdoba, desde el foso y dirigida por Macello Panni, acompañó la escena con una efectividad no exenta de momentos de exceso en las dinámicas más grandes. El Coro Lírico de Cantabria, entregando de nuevo más de lo exigible a una producción de ópera, gustó y personalizó las escenas multitudinarias con asombrosa entrega. Esta vez, las necesidades escénicas y de la partitura, precisaron del refuerzo juvenil de la Escolanía de Astillero sumándose a las características de acierto señaladas para el resto de la compañía. Raúl Alegría se apoderó del segundo acto con sorprendentes efectos de magia, y Alicia Trueba y Maxime Perrotín hicieron lo propio con acrobacias escénicas igualmente extraordinarias.
Entrando en la escena, entendemos la propuesta de José Luis Castro como un ejercicio no comprometido con la vanguardia sino con el Teatro en su sentido más estricto. Maneja a los actores y las masas con la intención de crear un espacio vivido y realista dentro de las coordenadas de Emile Zola o de los cuadros de Corot. Un gusto que coincide con el propio origen histórico del libreto de este drama, casi galdosiano. En ese mismo sentido la iluminación acompaña a la escenografía de Spinelli con luz y ambiente que progresa con calma y sin ofrecer apoyos al entendimiento del espectador. Se trata de una luz real pero fingida, a medio camino entre el sueño y la estampa naturalista. Muy efectiva en todos los actos menos en el segundo, que pide la participación activa del oyente editando el discurso dramático a su antojo: hemos de buscar lo que sucede entre un cúmulo de personas organizadas orgánicamente pero no hacia fuera. Somos nosotros quienes lo hacemos.
Spinelli ha ideado un espacio para esta ópera realmente mágico –a pesar de lo que apuntamos de real-. El valor de los grandes planos, de los espacios abiertos y de las texturas desnudas, se tiñe y carga de sentido con la música y la escena.
Al final del primer acto, en la jornada del estreno, una voz gritó desde la platea un sonoro y grotesco “orrori”. No entiendo nada acerca de la pretensión y las ínfulas de determinados espectadores “sólo de ópera” que someten a la voluntad de sus criterios –a veces también con sonoros bravos- la plácida circunstancia de un respetable que únicamente disfrutaba con un oscuro en la escena. Tenemos cauces, como este que emplea un servidor, para alagar o denostar una escena, pero cuando uno entre mil quinientos hace lo que tan sólo él quiere, le podemos dar un nombre: el de dictador. Dos días antes casi medio millar de estudiantes acudieron al ensayo general de esta ópera... y ninguno gritó ni lo más mínimo. Afortunadamente la cosa quedó ahí y pudimos opinar con aplausos o silencio al final de la jornada. Haciendo balance.. ganaron los aplausos.
1 Comments:
Enhorabuena por este "blogg" al que yo le llamaría "bloc", je je. Sueles estar muy acertado en las críticas que haces, y en este caso, desde luego. ¡Boheme es una ópera que se hace tantas veces...!Y creo que es más difícil de lo que parece a primera vista. Sí que es raro que no se aplauda a la "prima" en un aria y que dos siguientes como Juan Tomás y María José (o Marcelo y Musetta) se lleven más calor ovacional. Lo de David Rubiera se entiende por ser Cántabro, pero para mí lo hizo formidable y está consiguiendo una sonoridad muy buena con una propagación de voz excelente. Y muy bien, valiente, por detectar ese horrible grito de un "aventado" que debiera dejar de acudir a más óperas. Que sirva mi respuesta como bienvenida a esta publicación que así todos podemos tener tus sabias opiniones, ya que hay muy pocos en nuestra Cantabria que "puedan formar" informando sobre¨Música". Con calma ya contestaré a otra de tus propuestas como es la de "valores" del "Botín". Un abrazo.. JESÚS PIEDRA
11:51 a. m.
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