“Deconstrucción operística”
La noche del pasado viernes presenció un nuevo capítulo del ciclo Música a escena que desde finales del año pasado es habitual en la programación musical de nuestra capital. En esta ocasión el universal Fausto fue el pretexto textual –permítanme la redundancia- de esta propuesta englobada en el programa Libros para la música.
La presencia escénica de Mario Gas fue el contrapunto dramático a la voz de tres cantantes acompañados por el piano de Manuel Burgueras. Se nos presentó un suerte de ‘deconstrucción operística’ que seccionó diversas visiones del clásico de Goethe para volver a montar un nuevo conjunto con la coherencia esperada en el resultado. Un guión en el que, lejos de una intención pedagógica hacia el gran público, se sumerge en una reflexión más o menos personal que parece una reducción operística más que un proyecto del todo innovador, apreciación ésta más descriptiva que crítica.
El reparto vocal se presenta desequilibrado, aunque afortunadamente en la descompensación encontramos una joya que nos hace olvidar el extravío. Hablamos de la soprano Beatriz Díaz, joven sobre la escena pero con una deliciosa voz cargada de contenido y una presencia escénica arrolladora. Una voz que pide escena y a la que deseamos ver en una ópera completa para saborear más aún todas las capacidades que apunta y, lo que es más, demuestra. En el otro extremo un desafortunado Francisco Sánchez, que si bien supo mantener el tipo en los momentos centrales de este peculiar Fausto, desatinó hasta lo increíble en los primeros momentos y, de forma especial, en el hasta ese momento hermoso Giunto sul passo estremo de Boito.
La voz de Juan Pedro García Marqués se desveló con cuerpo y mucha presencia, potente y centrada aunque con necesidad de aclarar más el componente textual de su discurso.
Mario Gas demostró se una voz entre las voces. Su presencia llenó el escenario y su timbre alcanzó hasta la última fila con su identificable y rica modulación. Otro maestro en el escenario, ataviado de blanco, y empapándose del drama romántico.
El decorado es sugerente y, basado en presupuestos sencillos, funciona de forma agradable. Sobre la música en directo, eficazmente ejecutada por Burgueras, algunos cortes pregrabados, con un espléndido tratamiento en la presentación de la escena de la prisión de Gounod.
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