Selección de críticas del musicólogo Gustavo Moral Álvarez

sábado, enero 25, 2003

“Dolly Velasco en Santander"

Cumpliendo las expectativas, Concha Velasco entró en la Sala Argenta arropada por el aplauso del público y se despidió de la misma entre ovaciones. Y es que la personalidad de esta actriz –también cantante, y presentadora de televisión- es más que suficiente para emprender una aventura empresarial arriesgada como es la de producir un espectáculo musical en el que participan más de cincuenta actores y bailarinas y salir victoriosa del lance.

Hello Dolly estuvo en el Palacio de Festivales tres noche consecutivas, divirtiendo al personal con una comedia que de haber sido escrita en los tiempos actuales se hubiera calificado de ‘comedia romántica’, pero que tiene ya más de medio siglo de exitosa vida por escenarios de todo el mundo.

La propuesta que dirige José Carlos Plaza se presentan con un reparto equilibrado que se sostiene en la pieza angular que es su protagonista absoluta. Un musical en toda su extensión y que salva los momentos de diálogo del peligro de caer en el modelo ‘noche de fiesta’ –esos vodeviles tan bochornosos- gracias a una dirección escénica ágil y que tiene en la coreografía de bailarines y actores una inteligente forma de contar la historia. Queda el comienzo de la segunda parte, con la escena del restaurante, como apoteosis coreográfica en una magnífica escena en la que todo funciona a la perfección en una trepidante propuesta.

Las voces cumplen, sin excesos, su cometido. La de la Velasco –me permita doña Concha, Conchita Velasco, la licencia de llamarla con artículo que la sitúa en la esfera de los mitos mediáticos de muchas generaciones- se adecua con su característico timbre, grave, grato y reconocible, acercándose a la del Louis Armstrong que logró convertir en estándar del jazz el tema principal de esta comedia musical.

Todo funciona con el oficio que permiten las múltiples representaciones de un éxito de los escenarios. De manera especial con su protagonista que da una lección de trabajo realmente espléndida, noche tras noche en un mundo en el que los rostros conocidos están aprendiendo a presentar espectáculos en la capital y descolgarse luego cuando les toca salir de gira “por provincias”. Pero es que en este caso la estrella es ella.

Destacamos también el tierno papel de Juan Carlos Martín, cada vez más acostumbrado al género musical y que derrocha voz y una comicidad mesurada y muy afortunada.