“Música y acuerdo”
El Ciclo de Jóvenes Intérpretes de la Fundación Marcelino Botín comenzó este año 2007 con la presencia, en el escenario de Pedrueca el pasado lunes, del Cuarteto Mendelssohn BP. Se trata de una formación de cámara nacida del “vivero de músicos” en el que se ha convertido para nuestro país la Escuela Superior de Música Reina Sofía. Y es que muchos son los alumnos de esta prestigiosa institución que deciden consolidad grupos camerísticos con el objetivo de hacer de ello una profesión.
No es, desde luego, una tarea fácil la de vivir de la música pero en el concierto que nos ocupa intuimos que los cuatro integrantes de la agrupación tienen la madera necesaria como para construir interpretaciones interesantes. Al menos así quedó demostrado en gran parte del concierto: como en el hermoso Adagio del Cuarteto en Sol mayor KV 156 de Mozart o en el capítulo dedicado a Mendelssohn, especialmente en sus dos movimientos finales. La energía que la juventud conlleva se conjugó con un buen oficio técnico y muchas ganas de hacer música. Claro está que hace falta mucho más diálogo entre las partes y miradas cómplices no únicamente para poder terminar a un tiempo sino para hacer entender al público lo que dice la música “hacia dentro”. Algo que se evidenció en la pieza de Webern o en algún momento más dubitativo del propio Cuarteto en La menor del compositor del que ha tomado el nombre este cuarteto.
Más allá de la música, es reseñable apuntar la lección que la música y los músicos dejan muchas veces en el aire para aquel que la quiera atrapar: cuatro estudiantes procedentes de tres continentes distintos, cada uno con su historia y su propia lengua son capaces de llegar a un acuerdo para crear arte... y para hacerlo bien. Es lo universal de la música. Ojalá el ejemplo cunda en otras facetas de nuestro mundo tan en desacuerdo.
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