Selección de críticas del musicólogo Gustavo Moral Álvarez

sábado, noviembre 11, 2006

“La azotea de la memoria del gran Savary”

La Sala Pereda del Palacio de Festivales acogió, el pasado viernes, uno de esos espectáculos únicos y difíciles de encasillar más allá de la propia personalidad de su protagonista. Hablamos de Jèrôme Savary, el polifacético y trasgresor creador de la escena que nos ofreció, junto a su hija Nina, ‘La vida de artista’.

El actor multilingüe habló al público cara a cara y de tú acerca de su propia vida. Desde el sentido del humor más cercano se conjugaron diversas escenas en las que pasamos de la anécdota al musical, de la pantomima al cabaret con muchas dosis de ingenio, ternura y profundidad. Su personaje, que es él mismo, se nos presentó cercano, humano desde algo que parece nacer de la improvisación pero que mantiene un ritmo muy vital.

Sobre las tablas un buen número de baúles encerraban sorpresas en forma de maquetas, de humo o de luz. En la pantalla de proyección algunas imágenes de sus recuerdos. Con la voz de su hija Nina las canciones más afortunadas que son acompañadas por una banda en escena que se integró en el discurso sin ningún problema. Todo podía parecer confuso, pero no lo era. Tuvimos la sensación de colarnos en un puñado de recuerdos, de dejar que un viejo artista –que tampoco lo era tanto- nos confiara todo lo que fue para entender qué es lo que hace, conduciéndonos a otro tiempo, al suyo.

El público disfrutó mucho con el espectáculo, de la risa a la emoción y de la canción al poema. Los que no conocían la trayectoria de este “personaje” –con todo el sentido del término- tuvieron la mejor de las oportunidades de hacerlo. Los que ya sabían de él sintieron la cercanía de un mito de esos “para minorías”. El clown de cara blanca, el otro, el de la nariz roja, el bufón que dice lo que piensa o el Pierrot más poético se dieron cita en un único personaje acompañado de su Colombina particular.
El ‘Magic Circus’, como no podría ser de otra forma, también tuvo su presencia en esta “nueva comedia del Arte”, la vida de un artista relatada con mucho ingenio. Sin demasiadas pompas ni circunstancia pero con muchas, muchísimas sorpresas. Todas las que se pueden encontrar en los viejos baúles de un desván, en la azotea de la memoria del gran Savary.