“Los pequeños cantores”
Las entradas se vendieron todas y la sala Argenta presentó un rostro lleno de caras jóvenes deseosas de escuchar, en directo, a los afamados y cinematográficos Chicos del Coro:‘Les Choristes’ en francés original, y que realmente son ‘Les Petits Chanteurs de Saint-Marc’, coro de la Basílica de Fourvière de Lyon, y las voces de la película de Christophe Barratier. La cita tuvo lugar el viernes por la noche, entre las dos funciones de la ópera Eugene Onegin.
Dirigidos por su fundador, Nicolas Porte y acompañados por el piano de Dominic Faricier, nos ofrecieron un concierto que estuvo dedicado, en su primera parte, a algunos de los temas más hermosos de la liturgia escritos para voces blancas. Un repaso que no olvidó el sublime canto ‘Nigra sum’ de Pau Casals o el ‘Ave María’ de Caccini. Mozart, Rossini o Haydn también aparecieron en este inicio en el que pudimos comprobar la calidad evidente de estos jóvenes intérpretes, desde la austeridad escénica pero con un buen empaste vocal de todos ellos. Algo que nos hace confirmar que la gira que esta agrupación realiza tras el éxito de la película que les lanzó a la fama es acreedora del lanzamiento cinematográfico pero ampliamente justificada por su calidad musical.
Como no podía ser de otra forma, el final del primer tramo del concierto lo protagonizó uno de los temas de la película que el público acogió con murmullos, no de aprobación sino de reconocimiento: sabían cual era, vamos. Tal vez muchos esperaban un concierto integro dedicado a la banda sonora original, pero eso además de ser breve –los temas musicales de la misma son, como es de ley en cualquier música para el cine, recurrentes- nos hubiera quitado la oportunidad de disfrutar con casi dos horas de todo tipo de composiciones.
En la segunda parte, tras el descanso, propuestas más variadas. Desde composiciones muy amables y divertidas sobre temas orientales a otras firmadas por el director del coro o el pianista que les acompañaba dentro de la estética neoclásica, minimalista y muy fresca que estamos recibiendo de Francia como herencia del impresionismo, del minimalismo o de la ‘chanson’ parisina en un envoltorio más popular si cabe. Como colofón el esperado ‘medley’, los ‘higlights’... lo que en español llamaríamos ‘ensalada’ acudiendo a nuestro renacimiento musical, de Les Choristes. Aquí tuvimos anécdota con el desfallecimiento de una de las voces. Un susto más para el público que para los cantores y un colofón, el musical, muy aplaudido y disfrutado por todos.
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