“Músicos y música de Cantabria”
La Fundación Marcelino Botín cerró el año con un concierto dedicado a la música en Cantabria, tanto a nivel compositivo como interpretativo. Media docena de obras en manos de un nutrido grupo de intérpretes, muchos de ellos bien jóvenes, nos hicieron reflexionar sobre lo que ha sido y es la música hecha desde aquí. Y las conclusiones fueron interesantes.
Por una parte hemos de resaltar el excelente estado de salud que gozan los músicos de nuestra comunidad. Escuchamos interpretaciones comprometidas por parte de talentos inquietos que, en muchos casos prosiguen actualmente su formación gracias al patrocinio de la entidad organizadora de este encuentro. Así Alberto Gorrochategui, por ejemplo, nos mostró un contundente sonido y una técnica soberbia en el único estreno de la noche: la Sonata para violochelo de Eduardo Rincón. Paula Mier, Irene Benito y Estíbaliz Ponce conformaron un trío igualmente efectivo que recordó la delicadeza expresiva de Juanjo Mier, como vehículo de lucimiento y como noble memoria musical. Miguel Trápaga, los hermanos Sáiz San Emeterio y Pablo López Callejo articularon, por su parte, el presente más asentado de la música práctica y demostraron ser músicos, como siempre han sido, de la cabeza a los pies.
Pero si nos sobran piropos para las artes musicales de los intérpretes hemos de confesar que añoramos otros tiempos en lo que a obras se refiere. Hace apenas un lustro eran más habituales conciertos como el que nos ocupa en los que los compositores eran protagonistas con estrenos de sus obras. El pretendido renacimiento musical, que encabezaran muchos de los autores que en la noche del lunes ofrecían sus obras, ha quedado como un momento en la historia reciente de nuestra cultura detenido en el pasado. Las ganas de las instituciones, festivales y encuentros se fueron diluyendo y a día de hoy es poco probable el estreno de obras en las programaciones habituales de nuestros teatros. En el concierto del que les hablamos pudimos disfrutar, nuevamente, del sabor contemporáneo en técnicas y estilos al que habíamos llegado a acostumbrarnos. La música actual necesita ser oída para, finalmente, ser asimilada y disfrutada. En la manera que sucedió el pasado lunes, por ejemplo.
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