Selección de críticas del musicólogo Gustavo Moral Álvarez

sábado, mayo 10, 2003

“Les Luthiers en esencia”

El fenómeno de Les Luthiers es un caso extraordinario, uno de esos casos aparte digno de ser estudiado por sociólogos a tenor de la rareza que en sí supone en un mundo como el nuestro y en una sociedad como esta. ¿A qué me refiero? Pues a la capacidad que tiene esta agrupación de llenar, siempre que vienen a Santander, tres sesiones en días consecutivos la Sala Argenta del Palacio de Festivales sin estar apoyados por ningún tipo de respaldo televisivo, ni salir en ninguna película de moda, ni ser el último lanzamiento de una multinacional, ni jugar al fútbol en primera división... Simplemente por ser ellos mismos. ¡Caramba que atrevimiento!

Lo que vimos este fin de semana –aún queda esta misma noche la última de las oportunidades- fue sencillamente eso: Les Luthiers en estado puro. En esencia, Les Luthiers en ‘esencia’. Propuestas escénica que reiteran la forma de hacer reír de un invento que lleva funcionando casi tres décadas y que tiene en la palabra su herramienta de trabajo. Así, con ellas, cincelan dobles sentidos, juegos, bromas que se van cocinando y en las que, giro a giro, preparan finales siempre sorprendentes. Palabra con gestos y palabra con música. La música de siempre, con el inmortal Mastropiero en las artes compositivas y el ingenio de los cinco ‘luthiers’ en la interpretación.

‘Todo por que rías’ no tiene nada nuevo –bueno, tal vez sí: el rap con el que se cierra el programa en una arrebatada interpretación de López Pucio y Jorge Maronna-, pero funciona a la perfección. Humor blanco con el que reírse de la política, el sexo, de la televisión, del amor o de la religión. Parece imposible, ¿verdad? Algo que únicamente consiguen estos cinco personajes que siguen viendo probable que, a día de hoy, alguien quiera enamorar cantando una serenata. Y que atraen a todas las generaciones que comparten el siglo XXI, desde los más pequeños a los que les conocen desde siempre.

Siempre viene bien una cura de risa como la que nos proponen Les Luthiers, terapia colectiva que, estos días, se ha vivido en el Palacio de Festivales.